miércoles, 11 de noviembre de 2009

Entrevista a Gabriela Aguayo Robles, Terapeuta en Medicina Alternativa

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“No se puede enseñar nada a un hombre; sólo se le puede ayudar a encontrar la respuesta dentro de sí mismo". (Galileo Galilei).

¿Tus principios como profesionista son?

En el año de 1988 a 1993 estudié la carrera de químico fármaco biólogo. Estuve aproximadamente de 8 a 9 años en la industria farmacéutica. Ahí estuve trabajando en diversas áreas, como control de calidad y aseguramiento de calidad, entre otras áreas más. En su momento, estuve como químico analista, en el área de físico-químicos, para luego pasar a analista en equipo instrumental y lo que es métodos analíticos, lo que es valoración por cromatografía de líquidos y cromatografía de gases, entre otros tipos de instrumentos.

Después de esto, le di un giro a mis actividades, para pasar a jefatura de documentación legal y con esto, trae otro grado de responsabilidad y trabajar con personas, mediando las formas de ser, fungir como el intermediario entre los niveles bajos y altos, entre los operativos y los gerentes y sí era pesado, pero interesante, pues también trae un crecimiento como persona y también como profesionista. Llegas a empatizar tanto con la gente que está a tu lado, la logras entender hasta cierto punto, porque cuando uno está como jefe, la apertura no es tan abierta como cuando las personas estamos en el mismo nivel laboral. Tiene su trascendencia este hecho en la productividad de la empresa.

Después de estas actividades, un hubo un cambio trascendental en tu vida laboral. ¿Qué fue lo que provocó ese cambio en tu estilo de vida, en tus expectativas? Es decir, de ser una profesionista realizada en empresas comerciales a dedicarte al lado humanista, a ayudar al otro, a través de las Terapias Alternativas.

De trabajar con medicamentos en el cual hay una ciencia que los avala y que esos productos tienen una razón de existir y que van a generar un resultado en el organismo, hasta el hecho de trabajar con otro tipo de medicamento, u otras herramientas que, en aquel momento, científicamente no estaban tan avalados o justificado como actualmente lo están, fue ese cambio.

En el área ejecutiva de mis labores como jefa del área que tenía a cargo, se vivieron muchas experiencias, hubo muchos roces con el personal, hasta lograr un entendimiento y de ahí se movió mucho esa parte de poder generar la empatía suficiente para poder conocer o entender a la otra persona. Uno puede ver desde su perspectiva y de lo aprendido en la Universidad y lo que uno ha aprendido en donde trabajas, en el ambiente laboral, pero ese es un aspecto de la vida y viene el otro aspecto, que es el humano. Muchas veces en la industria, en sí, en cualquier ambiente laboral, si no se le da el suficiente reconocimiento a la persona como un ser humano y como persona, ésta no rinde en su ambiente laboral. Si esta persona no está haciendo lo que realmente quiere y aparte está en un medio hostil, y no se acoplan entre sí estos ambientes, pues llega un momento de frustración para ella.

En esta jefatura, en ese año, me ayudó mucho para estar observando lo que sucedía a mi alrededor; qué estaba pasando con la gente con quien trabajaba, qué pasaba en sus mentes, en sus corazones, pues no son solamente las ideas que tienen las que les da sustento como personas, sino lo demás, como por ejemplo, qué costumbres tiene, qué aprendió en su familia, qué aprendió en su medio ambiente en que se desenvolvió, qué aprendió en su escuela, qué aprendió con sus amigos entrañables, cómo se fue modificando una persona, desde que es un infante hasta la actualidad, pues de seguro en las fotografías de infante podías ver que era feliz y ¿por qué en cierto momento ya no le ves el brillo en sus ojos? ¿Qué pasó? y lo más fácil es decir: “está amargado, tiene problemas”.

“El secreto de la creatividad está en dormir bien y abrir la mente a las posibilidades infinitas. Imaginar y soñar. ¿Qué es un hombre, qué es una mujer sin sueños?” (Albert Einstein).

Hacer ese salto quántico, buscar los sueños, ¿cómo fue este cambio? ¿Gradual, automático?

En los sueños también entra lo material. No hay que descartar ni uno ni lo otro. Lo sueños y lo material van de la mano. En mí fue dejar lo cómodo por seguir lo que yo quiero, seguir mis sueños.

En ese tiempo las condiciones con que trabajaba y vivía en la industria eran cómodas y buenas, y aunque era muy bonito lo que yo hacía, me encantaba, pues yo ya sabía que eso no era lo que yo venía a hacer. Llegó un momento en que me llegué a desesperar y dije: “sabes qué Dios mío, o de una vez, porque yo no quiero hacer lo que vengo a dar cuando esté vieja. Yo quiero hacerlo lo más pronto posible. Sí cuando esté lista, pero lo más pronto posible”.

Pero esta historia viene desde mucho tiempo atrás, tal vez desde la secundaria, o quizás desde finales de la primaria. Cuando en un momento me llegué a sentir como que incomprendida, como que tampoco entendía lo que había a mi alrededor, no entendía sobre todo a los adultos, no entendía sus formas de pensar, no entendía por qué no hacer unas cosas y hacer otras y en cierto momento, sabía que no estaba loca, pero sí necesitaba ayuda. Pero me preguntaba dónde estaba esa ayuda y lo único que se usaba en esos tiempos o al menos lo que yo conocía, era el psicólogo y si tú ibas con el psicólogo era igual a estar loco y me dije “no, mejor por ahí no. Mejor me espero”. Desde ese momento ya había que trabajar parte de la autoestima, aunque en ese momento, no lo tenía muy claro. Para mí era por qué yo no estoy bien, por qué yo no me siento bien, por qué yo no estoy feliz o por qué ya no río como reía antes.

Después, ya para la preparatoria, era estudiar o quedarse en la casa. Entre más preparada estuviera, mejor me iría, me decían.

Decidí cursar la preparatoria y ya en el último semestre era decidir la carrera. Fue algo complicado, pues lo que veía en el plan de estudios de todas las carreras no había lo que yo buscaba. Me decía: “No está lo que yo quiero, ¿pero qué es lo que quiero hacer?”. Dentro de mi investigación yo sentía y me refiero a lo que sentía en su momento, no había lo que yo quería o donde está el imán. Así que dentro de esto que investigué me dije: “De todo esto que estás viendo, ¿dónde tú crees, aparte de que te guste mucho, que tú te puedas desarrollar y dar a los demás? En lo que llega lo que tú estás esperando”. Esa era mi idea. ¿Medicina? Sí está muy bonita la medicina, pero ver sangre y trabajar con heridos, pues como que no. No, es otra forma. ¿Pedagogía? También me encantaba, pero la forma no me gustaba. Vi el plan de estudios y no checaba con lo que yo buscaba. ¿Químico fármaco biólogo? Esta me encanta. Yo quiero saber por qué el medicamento sabe tan feo, en primera; en segunda, de qué está hecho y por qué me va a dar un cambio a mi cuerpo, por qué dicen que me va a aliviar. Básicamente, entre otras cosas, eso es lo que más me movió a estudiar químico fármaco biólogo: el querer saber.

2 comentarios:

  1. buenos dias, me interesa mucho contactar a la terapeuta GAbriela Aguayo, donde puedo conseguir sus datos.

    gracias

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  2. El correo de la terapeuta Gabriela Aguayo es gaby_idida@hotmail.com

    Gracias por consultar la página de Existencias.

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