sábado, 24 de octubre de 2009

Entrevista a Gustavo Navarro Cortés, Taxista con más de 25 años de experiencia

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¿Ya cuántos años de chofer, taxista?

De andar manejando, ya son treinta y tres años, como conductor de servicio urbano, como taxista y pues pegándole a la vida con ganas. En la actualidad soy operador del sitio 14, el famoso Cuarto Centenario, un sitio ya con más de 60 años de fundado el taxi. La matriz está la Capilla de Jesús, en las calles Jesús y Garibaldi, con sucursales en la colonia Santa Tere, entre las calles Manuel Acuña y Andrés Terán, en la Santa Cruz, entre las calles Manuel Acuña y Pérez Verdía y Federalismo y Herrera y Cairo.

Este oficio de conducir, manejar carros, camiones, se inicia al aprender, precisamente, a conducir, manejar… ¿Quién fue quien lo enseñó? ¿A qué edad? ¿Bajo qué condiciones?

En principio de cuentas yo desciendo de familia cien por ciento camioneras. Desde muy chico acompañaba a mi papá. Mi papá fue camionero de los camiones urbanos. Me le quedaba viendo cómo movía los pedales, los pies, las manos. Después me soltaba el volante, como a los siete años de edad. Ya a los doce, trece camiones me soltaba el camión, yo solo lo manejaba. Ya hacía mis primeros pininos, siempre en compañía de mi padre. Estos fueron mis inicios como chofer.

¿Cómo fue que se inició en el oficio de chofer?

Cuando tuve edad para poder sacar mi primera licencia para conducir, después del servicio militar, solicité mi licencia de chofer y así fue ya como inicié como chofer de taxis. Al año y medio hice mi cambio de licencia de conducir a la de conductor de servicios y entré a la Alianza de Camioneros. Ahí estuve diez años como chofer de la Alianza. Después tuve otros trabajos, buscando dónde acomodarme, pero como suelen decir “zapateros a tus zapatos”. Este trabajo me ha traído muchas satisfacciones. Se siente muy bien servir a la comunidad.

¿Cómo es el ambiente en la ciudad, siendo chofer, conductor de autos?

Sí hay muchas fricciones con los particulares. Sucede que nosotros llevamos pasaje, el cual se le va cobrando, porque está el taxímetro prendido, se comienza a tener problemas con el pasaje, porque el tránsito está lento, no avanza, me va a cobrar más y son las cosas que empiezan a hacer el detalle con los particulares, que trata uno de rebasarlos, meterse imprudentemente, y sumando que nosotros venimos cobrando y muchas de las veces, el pasaje trae demasiada urgencia, con temperaturas altas de la ciudad y más cosas, causan que los chóferes de servicio público caigan en situaciones de riesgo por llegar a tiempo.

¿Cuál es la diferencia entre chofer y taxista? Desde luego queda muy a la vista las herramientas de trabajo.

Además de las muy obvias como las dimensiones de los aparatos, las siguientes son la cantidad de pasaje que uno trae. Es mucha más responsabilidad traer un camión del servicio urbano, en el cual vienen alrededor de cincuenta, sesenta y hasta setenta personas, y en un taxi lo máximo que puedes traer son cinco o cuando mucho seis personas. Se siente uno menos presionado por este aspecto. Además no está uno con el control de los tiempos, que son muy rigurosos. En un taxi es más relajado que en el camión, porque en éste hay horarios qué cumplir.

¿Qué es lo que sucede en el mundo del chofer, del taxista?

Quien quiera iniciarse en este ramo de ser chofer que aquí es una carrera, se tiene que tener vocación para andar sirviendo, para estar aguantando el calor, las lluvias, estar renegando con el pasaje, con las personas. Si no tienes vocación no vas a durar en este trabajo. Gracias a Dios, yo ya tengo veinticuatro años de ser taxista.

Después de un tiempo, deja de ser chofer de camión urbano, para ser chofer de taxi, ¿cómo estuvo este cambio? ¿A qué obedeció? ¿Mejores condiciones, prestaciones? o ¿simplemente, el normal de buscar mejores situaciones personales?

Hasta cierto punto se pueden decir que las condiciones de chofer son estresantes. Según como lo tome uno el trabajo. Si vas con el ánimo de trabajar, eso no te pesa. Llega un momento que te cansas, batallar con tanta gente y buscas algo de mayor de tranquilidad. Y por eso fue que opté por el cambio: por la tranquilidad. Uno busca ser su propio patrón, no se tiene un horario específico, aunque si se tiene hambre, se tiene que trabajar.

Supongo que también hay anécdotas a contar, de las que se sorprendería cualquiera.

Sí hay cosas chuscas, graciosas, tristes que contar. Hay de todo. Si a ti que te gusta escribir, tomaras por un tiempo un taxi, la de historias que te darías cuenta y que conocieras y te serviría para escribir no un libro, sino varios.

Se suben las personas y como eres ocasional, te cuentan sus penas y hasta en ocasiones la haces de sacerdote, de sicólogo y uno tan sólo le queda escuchar. Hay satisfacciones muy buenas y otras muy desagradables en estas que cuentan.

¿Ha habido alguna ocasión en la que hubo peligro?

Sí, ya fui victima de un asalto. Fueron en los años setenta, pero gracias a Dios, la libré y en su momento sí marcó esa experiencia. Queda el recuerdo. En ocasiones uno se queda con el recuerdo y la impotencia de no saber qué hacer o qué no pues no sabe uno hasta dónde están decididos a llegar. Este asalto sí me marcó y hubo un momento que renuncié por un tiempo, como seis u ocho meses y después retomé el taxi. No queda otra.

¿Cómo es el día para usted como taxista?

Para andar en esto es necesario tener vocación. Hay que madrugarle. Si quieres ganar hay que pegarle desde temprano. Yo en lo personal trabajo promedio catorce a quince horas por día.

Además de esto, uno trata de alimentarse más bien que mal. Porque para uno el tiempo es dinero. Queremos andar el más tiempo que se pueda en el auto para sacar lo más que se pueda. Pero también hay los tiempos de descanso y estos los aprovechamos con descanso, caminar y deporte entre los compañeros.

Sí es verdad que trabajamos por la necesidad, pero en lo personal, trabajo por darle un servicio a la comunidad.

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